El abuso que sufren los pequeños productores españoles

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A pesar de que los alimentos son un bien de primera necesidad, la alimentación se ha convertido en un negocio que representa aproximadamente el 10% de la economía global. Acción que perjudica y pone en riesgo el futuro y bienestar de los pequeños productores.

Podemos contar con las manos, las multinacionales que se llevan la mayoría de estos beneficios. Esta concentración empresarial trae consigo un encarecimiento incomprensible de muchos artículos básicos para la sociedad.

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Agricultores españoles. Fuente: Cultivando el Medio Ambiente

¿Cómo funciona el sistema alimentario actual?

Para conocer la problemática y soluciones, debemos comprender cómo hemos llegado hasta aquí.

El sistema alimentario actual está marcado por la globalización, el monocultivo y el control ejercido por el oligopolio de contadas multinacionales.

Hemos pasado de producir para sobrevivir y autoconsumir a crear una sociedad de mercado, con nuevas e inventadas necesidades donde todo se materializa y se busca un beneficio por ello.

Del consumo al CONSUMISMO.

El consumismo produce una oferta grandísima de productos, fabricados en masa y de manera industrial, lo que consigue abaratar costes y tener unos precios muy competitivos en las grandes superficies.

Al aumentar la oferta de manera desproporcionada, las grandes empresas utilizan infinidad de trucos y engaños para que compremos productos que no necesitamos, a un precio más elevado que el de su producción y algunos de ellos con unas consecuencias ambientales y sociales enormes.

Los abusos del sistema actual a los pequeños productores

Como consecuencia de la economía y sistema alimentario lineal, desde hace años, los alimentos triplican su precio desde que son adquiridos a los pequeños productores hasta que son puestos a disposición de los consumidores.

Esto se debe a que cada vez la cadena de intermediarios es más larga y está controlada por las empresas distribuidoras de alimentos. Lo que se traduce en que los pequeños productores se ven obligados a bajar sus precios hasta el punto de no ser rentable, con el único objetivo de poder competir en el mercado.

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Agricultor valenciano en la campaña de la naranja. Fuente: La Vanguardia.

1,32€ de diferencia entre el campo y la mesa

En el Manual práctico sobre consumo crítico en la alimentación exponemos varios ejemplos de esta política de precios abusiva.

Existe una diferencia muy grande entre el precio al que los agricultores venden sus vegetales y el que se expone de cara a los consumidores.

En el caso de los limones de Alicante o Murcia, el agricultor vende el kilo a 0,24€ para competir con los frutos que vienen de otros países como Marruecos o Argelia, donde su coste de producción es mucho más barato (mano de obra, menos regulaciones ambientales, etc.).

La distribuidora lo ofrece a las grandes superficies a unos 0,78€ y estas nos lo venden a 1,56€ aproximadamente. Entre el campo y la mesa el precio se ha disparado un 550% lo que significa que el pequeño productor vende el kilo de limones a un 15% del precio de venta final.

Y así ocurre con otros alimentos, tal y como se muestra en la siguiente imagen:

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Diferencia de precios entre el campo y la mesa. Fuente: Manual sobre consumo crítico en la alimentación.

Otro ejemplo es el encarecimiento del precio final de las naranjas en 2020, que aumentó en un 80% y sin embargo, los agricultores solo perciben un 20% más de ingresos.

¿Por qué es más barato comprar naranjas de Sudáfrica que de Valencia?

Según datos aportados por Fepex, las frutas y verduras son el producto más importado en España, con 1,5 millones de toneladas en 2020, siendo los plátanos y las naranjas las frutas más importadas.

Y esto pese a que España tiene unas condiciones climatológicas óptimas para el cultivo de gran parte de productos que necesitamos para una dieta equilibrada.

Una de las grandes consecuencias de la globalización es precisamente esta, la intrusión de productos extranjeros a costes bajísimos en el mercado nacional.

Es irracional que una naranja cultivada en Valencia se venda más cara que una traída de Sudáfrica, ya solo por el hecho del transporte que necesita.

Esta política de precios injusta viene marcada por el tejido empresarial que es capaz de abaratar sus costes de producción gracias a prácticas como: la agricultura intensiva y la tala masiva de bosques para uso agrícola, sistemas de monocultivo que degradan la fertilidad del suelo, condiciones laborales que rozan la explotación, mano de obra barata, pobres regulaciones ambientales, etc.

Son precios que no paga el consumidor y sin embargo, tienen un coste altísimo.

Como sinónimo de protesta, han surgido movimientos por parte del sector agrícola local y pequeños productores como las huelgas de tractores realizadas en varias ciudades españolas.

Tal y como señala Jorge García Luna en la huelga de tractores de Extremadura «los agricultores son el eslabón más débil de la cadena en los esfuerzos de las grandes empresas de alimentación por maximizar sus beneficios».

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Huelga de tractores en Granada. Fuente: El País.

¿Qué es la alimentación sostenible y qué podemos hacer como consumidores?

En los últimos tiempos, hemos dejado de consumir productos frescos y cocinar, a comer alimentos precocinados por ahorrar tiempo y dinero, dejando de lado a los pequeños productores y a una dieta sana y equilibrada.

Nuestras elecciones tienen un impacto en el medio ambiente y la sociedad. Adquiriendo bienes de forma responsable estaremos apoyando un comercio justo y sostenible.

Tal y como señalamos en nuestra guía Consumerismo, más allá de lo sostenible y saludable, según el Observatorio de los Derechos de la Alimentación de España, las dietas sostenibles son aquellas que protegen y respetan la biodiversidad y los ecosistemas; son accesibles, económicamente justas y asequibles; y nutricionalmente adecuadas, inocuas y saludables

Para un consumo crítico, las personas deben poder acceder fácilmente a fuentes de información sobre los alimentos que consumen, sin embargo, esto no siempre ocurre.

Por eso, te dejamos algunas lecturas complementarias para que detectes posibles trucos y engaños y amplíes la información para consumir productos de calidad y llevar una alimentación sostenible y saludable:

También puedes hacerte socio/a de ADICAE y estar al día de la información e iniciativas que llevamos a cabo para ser críticos y críticas en nuestras compras.

ADICAE investiga la economía circular como vía de producción del futuro

economia circular en sector agroalimentario

ADICAE publica un estudio con el objetivo de conseguir un consumo más crítico, responsable y solidario. España se encuentra en el top ten del ranking mundial de países que más comida desperdicia, ocupando el sexto lugar.

ADICAE considera que los consumidores son los que tienen la última palabra y por eso ha adentrado en el ambicioso proyecto de hacer que se conviertan en agentes de transformación en la industria alimentaria. Estamos llegando a una situación completamente insostenible y el futuro todavía se presenta más complejo. La asociación ha realizado un estudio sobre economía circular con el objetivo de encontrar la solución.

Frente al consumismo compulsivo, hay otras alternativas que apoyan un consumo más sensato como deja claro el estudio. ADICAE ha considerado como horizonte el año 2030 y los datos que reflejan estiman que las previsiones para entonces son que la población mundial aumentará hasta los 9.000 millones de personas o incluso más. Y que en paralelo se observa un incremento de los consumidores de clase media hasta los casi 5.000 millones. Ante este crecimiento poblacional la demanda dealimentos, agua y energía también aumentará en un 40-50% con respeto a los niveles del 2010. La desproporción entre población y recursos es más que evidente.

Datos de los desperdicios: más que alarmantes

Cifras preocupantes se reflejan en el estudio de ADICAE, en la Unión Europea se desechan al año 1.300 millones de toneladas de alimentos, lo que supone 1/3 de la producción mundial, y 89 millones de esas toneladas de alimentos están en buen estado. De estos desperdicios, un 49% se despilfarra en los hogares, un 39% en el proceso de fabricación, un 14% en hostelería y restauración y un 5% en el sector distribuidor. Un dato que vale más de mil palabras para describir el sistema actual desperdicio alimentario: aproximadamente el 30% de los alimentos que se producen, se pierden.

Estos datos reflejan la importancia de las elecciones de cada compra en los hogares pero, a pesar de lo alarmante de estos datos, contamos con las tecnologías y recursos necesarios para poder afrontarlos y garantizar la seguridad alimentaria y alimentación de la población mundial en el largo plazo. Pero es necesario empezar a implantar medidas porque la supervivencia del planeta no puede basarse únicamente en la sensibilidad del consumidor. También es necesario posibilitar procesos de decisión masivos que sean más inspiradores, contagiosos y replicables a gran escala y nos lleven hacia nuevos modelos que sean realmente adecuados para todos.

El estudio de ADICAE también analiza uno de los principales sistemas inteligentes de la industria 4.0 que juega un papel fundamental en la implantación de la economía circular que es el IoT (Internet of things). El estudio habla de la tecnología como llave del cambio en el futuro y denomina a estas nuevas tecnologías que permiten la transformación hacia nuevos modelos de negocio: la cuarta revolución industrial.

ADICAE aplaude que Europa esté empezando a fomentar muchas iniciativas relacionadas con la economía circular porque todos ganamos. Los consumidores dejamos de gastarnos el dinero en modas, las empresas pueden seguir teniendo beneficios si en vez de tirar un producto antes de tiempo seguimos comprando su reparación mientras se ahorran millones de euros en producción y contribuimos a la supervivencia del planeta.

ADICAE quiere informar y formar a los consumidores en esta nuevo modelo de producción que mira al futuro porque aunque seamos pobres en recursos, somos ricos en basura y esto es una oportunidad. Pero para llevarlo a cabo hace falta más que decisiones políticas y empresariales. Hay cada vez más modelos que se basan en no poseer y reutilizar, además son rentables y beneficiosos para todos los agentes de la sociedad. Apostar por otro modelo de consumo es la única vía y ADICAE apuesta por la acción colectiva para afrontar este nuevo reto en la parte del consumo más generalizado: la alimentación.

Puede descargarse el estudio en el siguiente enlace:

https://www.otroconsumoposible.es/publicacion/economia-circular.pdf